Bendito Caos

Organizar el caos, porque desde luego con el ritmo de vida que llevamos, sin orden y un poco de programación del día a día me parece el absoluto Caos.

Soy una enemiga acérrima de las prisas y las rutinas estrictas, pero lo cierto es que casi siempre, la vida me arrolla; por lo que voy buscándome trucos para ir en esa carrera, pero a marcha desacelerada, mirando el paisaje y sobre todo viviendo y agradeciendo las prisas y lo cansado de cada día, que viene como consecuencia de una maravillosa familia y de tener un trabajo y una casa que me encanta. 😉

Una de las cosas importantes, que leí en algún sitio que no recuerdo pero me ha ayudado muchísimo, es encontrar lo “momentos críticos”, momentos en los que la cosa se descontrola día tras día. Una vez que los identificas es mucho más fácil empezar a ponerles solución.

En casa algunos de los  “momentos críticos son”:

Los desayunos:

Uno de los momentos de crisis por excelencia si no lo tengo previsto. En casa desayunamos antes de salir, y cuando digo desayuno, digo desayuno con todas sus letras, leche, tostadas, zumo…

Trato de dejar la mesa del desayuno preparada por la noche, toooodo donde se va a necesitar e intentar reducir “viajes”, es decir, las tazas de café con su cuchara y cápsulas junto a la Nespresso, tazas, servilletas, mantequilla, azúcar, leche, colacao y todo lo demás listo y sobre todo vasos para agua preparados (siempre me lo piden).

Todo lo que sé que van a necesitar o poder pedir lo coloco en un hueco de la abarrotada mesa; aunque la imaginación de mis hijos no tiene límites, son campeones Nacionales en identificar que falta en la mesa abarrotada de cosas y pedir justo “eso” que no hay, para desquiciar a su madre, pero bueno…me entreno para superarme cada día, creo que solo me falta ponerles el New York Times.

 

Momento duchas:

Lo mío con la ducha es irreconciliable. Odio el “momento ducha”, me da terror, ya que las duchas siempre llegan en ese momento del día en que estás agotada, has llegado de trabajar y sólo piensas en descansar y se te presenta una situación que necesita tu energía al 200%, es cómo el sprint final del día.

Conseguir que los niños se metan en el baño y mucho peor después, conseguir sacarlos del agua requiere de mucho ingenio y fuerza física y sobre todo psicológica para que la situación familiar no se vaya de las manos y terminemos todos gritándonos, niños mojados corriendo por los pasillos y ríos de agua saliendo del baño (cosa que suele pasar bastante a menudo). Para cuando he conseguido poner el pijama al ultimo, ya casi no queda nada de mí y aún queda la cena y conseguir que se vayan a la cama!!!

Una de las cosas que me ayudan, es la Pre-preparación de la ropa. Cuando los ducho y les pongo el pijama, ya dejo preparado el uniforme para el día siguiente, pero es que cuando les pongo el uniforme por las mañanas, dejo doblados y preparados con ropa interior limpia (o pañales) y calcetines limpios los pijamas para la noche. Lo hago en automático y no sabéis que cómodo y cómo facilita el llegar por la tarde-noche y no tener que ir a buscarlos, incluso cuando están empezando a cambiarse solos, les ayuda tener las cosas preparadas y para mi sorpresa, siguiendo el ejemplo, se acostumbran a dejarlo l¡todo doblado, o a intentarlo 😉

 

Antes de dormir:

Para mí este es el momento clave para que el día siguiente comience bien, nos levantamos muy temprano y tenemos que salir también temprano y para poder desayunar con media paz, dejo todo listo la noche antes.

Mesa del desayuno preparada, mochilas en la entrada con desayuno y merienda dentro ya preparadas, canastos listos, a falta de añadir la comida caliente,  postres, cubiertos ect dentro de los canastos tan solo para meter termos y cerrar. Chaquetones cerca de las mochilas y en el baño de la entrada siempre están los cepillos de dientes y un flisflis con agua y colonia y cepillo para peinarlos. Con esto reduzco “viajes” de los que hablaba antes y que en una casa tan grande consumen mucho tiempo.

 

Momento cenas y comidas: Menús semanales.

Suelo programar los menús semanales los viernes por la tarde, después de comer, con un buen café y descansando en el sofá antes de que lleguen los niños del colegio, para poder pensar con claridad.

Hago los menús de dos en dos semanas para tener un poco de previsión y poder combinar recetas. Si por ejemplo una semana hago carne mechada con patatas, hago más cantidad y congelo; la siguiente semana pongo un día pasta con salsa de carne que sobró de la semana anterior. Lo llamo “recetas combinadas”

Suelo ir a comprar el viernes por la tarde por varios motivos: en primer lugar, porque estoy más cansada y por lo cual, gasto menos ya que tengo ganas de terminar e irme y sobre todo porque utilizo el sábado por la mañana para limpiar y cocinar para toda la semana, y para que la comida esté tan rica como recién hecha, debemos cocinarla con los productos bien frescos.

 

Sábados por la mañana:

Debería ser un momento de paz, pero con tres niños, si no tienes planeado el fin de semana, puede convertirse en un caos. Suelo dedicar el sábado por la mañana a limpiar y cocinar mientras ellos hacen algo de deporte y casi siempre solemos comer asado, o algo cocinado al horno. El horno es mi gran aliado los fines de semana, ya que lo preparas en una fuente, al horno y un par de horas después a comer y listo.

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