¿Tienes invitados a comer o cenar?, ¿estás aún superando la depresión post-vacacional y necesitas algo dulce? o simplemente ¿quieres sorprender en casa este fin de semana con algo rico rico, fácil y súper aparente?. Te propongo esta Torta fina de manzana, apta para los más novatos o los menos aficionados a la cocina.
¿Sabes abrir un paquete de masa de hojaldre? y ¿pelar una manzana? pues listo, ya eres un experto repostero.
Hace tiempo en una cena me pusieron un postre parecido en un restaurante, y he ido probando hasta dar con lo que recordaba de aquel bocado.
No soy nada fan de los postres de frutas y de las tartas de manzana pues tampoco; Pero está me volvió loca por lo fino de su masa y lo poco que sabía a manzana, junto con el contraste frío del helado y el calor de la tarta recién hecha, me conquisto desde el primer bocado.
La he hecho en casa ya en varias ocasiones cuando hemos tenido invitados y a todos les ha encantado. Mi truco es dejarla preparada en una bandeja de horno, tapada con film transparente (para evitar que las manzanas se oxiden y se pongan negras) en la nevera y cuando empezamos con el segundo plato, caliento el horno y la meto y está lista y recién horneada para el momento del postre.
Ingredientes:
3 Manzanas
1 placa de masa de hojaldre
Azúcar
Canela
Helado de vainilla
Preparación:
Podemos recortar la masa de hojaldre en pequeñas porciones redondas, usarla en modo redondo grande para una tarta, o usar las placas cuadradas y una vez hecha hacer cuadrados individuales y colocar una bola de helado sobre cada porción (esta es la opción que yo elijo cuando somos muchos).
Extendemos la masa y espolvoreamos de azúcar, pasamos el rodillo para fijar el azúcar y volvemos a voltear y espolvoreamos igualmente. Pelaremos la manzana y la cortaremos por la mitad y en láminas finitas y las iremos colocando cubriendo toda la base.
Volvemos a espolvorear con azúcar abundantemente y canela y listo. Sí sí, “y listo” así de fácil, os había dicho que era apta para todos los públicos.
Introduciremos en el horno previamente calentado a unos 200ºC durante unos 20-30 minutos, vigilando para que no se queme demasiado.
Sacaremos del horno justo antes de comerla y volveremos a espolvorear con canela, pondremos una bola de helado encima de cada porción, yo uso helado de vainilla pero el sabor podéis elegirlo según los gustos.
Así es como queda la bandeja segundos después de sacarla, al espolvorear azúcar por ambos lados, se crea un caramelo finito que hace que la base se ponga firme, por lo que si la cortáis en pequeñas porciones y la cantidad de helado no es muy grande, se puede incluso comer con las manos.
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