¿Que pasa con los cumpleaños?

Con dos niños entre los 3 y 5 años, estamos en plena época de cumpleaños. A mis hijos les encanta que los inviten a cumpleaños, pero he de confesar que siento cierta nostalgia…han cambiado muchas cosas  desde que era yo la invitada a estas siempre divertidas fiestas.

Nostalgia de los cumpleaños en las casas. Recuerdo que lo que más me gustaba era ver los juguetes (muchísimos menos de los que se reciben hoy) y el cuarto de mi amiga@, conocer su casa, familia y todo lo que la rodeaba en ese ámbito en que no lo conocía. Al salir de cole.

Tengo poco más de treinta años y todo ha cambiado tanto en torno a las celebraciones, los cumpleaños ahora (quizás sea por mi edad) me parecen “menos cumpleaños”. Ni que decir tiene el tema bautizos y comuniones que se han convertido en Mini Bodas, algunos hasta con lista de regalos.

Recuerdo perfectamente el único cumpleaños (antes no se celebraban tantos como ahora) al que fui invitada fuera de una casa, fue en un Mc Donald y aún hoy recuerdo la emoción de ver a Ronald Mc Donald en la tarjeta de cumpleaños dentro de la mochila al llegar a casa. Recuerdo el olor a hamburguesa, y el sabor inigualable de la tarta de aquel cumpleaños, me pase semanas hablando de aquel cumple.

Hace unos días estuvimos en un cumpleaños de tantos al  que van de mis hijos y me llamó poderosamente la atención el momento de la tarta, Los niños fueron llamados a merendar y soplar la tarta, yo estaba sentada en un lugar apartado pero podía verlos desde la distancia, y lo que vi me dejó muy muy sorprendida. Ví una mancha de niños que me tapó la visión de una larga mesa donde estaba la tarta, cantaron cumpleaños feliz al cumpleañero y tan solo unos 6-7 minutos después se disolvió la mancha y conseguí alcanzar a ver la mesa de nuevo. Me sorprendió encontrar una mesa larguísima, con sus típicos vasos y platos de cartón, todos y cada uno de ellos con un trozo de tarta, una tarta riquísima x cierto. Algunos estaban intactos….los niños habían dejado las tartas prácticamente enteras. ¡Que niñós tan raros pensé!

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Pero de vuelta a casa, aquella imagen aún me rondaba la cabeza. Días después recogiendo a mis hijos del colé y mientras mi hija me protestaba por su bocata de chorizo, observé alrededor y no fui capaz de localizar un solo bocadillo, los niños meriendan  hoy galletas,  Bollicao, Donnuts, fruta (muy sana sin duda) pero no había un solo bocadillo. Pudo ser casualidad pero observé algunos días más e igual. Entoncés todo se conectó con aquella mesa llena de tartas. Los niños pasan de tartas porque las comen a diario, en forma de otro tipo de dulces o bizcochos, pero al fin y al cabo son eso, dulces.

¿Que parte de responsabilidad tenemos nosotros los padres en esta perdida. Que si no de infancia sÍ de ilusión en las cosas sencillas? Hace ya tiempo que me propuse que los cumpleaños que se celebraran, no todos, serían en casa, con los amigos que ellos elijan y de los de toda la vida, sandwiches, panchitos y tarta. Decorados con todo el cariño del mundo pero orientados a disfrutar de forma sencilla.

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2 Comments

  1. Estoy totalmente de acuerdo, pienso que estas cosas son importantes, y además de perder los momentos especiales de la infancia, creo que traerán consecuencias en el futuro. Muy triste. Un saludo.

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