Seguro que ha escuchado hablar de la Quinoa, y es que está en boca de todos. La Quinoa o Quinua se está convirtiendo en uno de los alimentos más populares de los últimos tiempos, un alimento que antes era difícil de encontrar y ahora ya vemos en nuestros supermercados habituales al lado de otros cereales comunes como el arroz.
Sin duda tiene una fama bien merecida, porque se trata de uno de los alimentos más completos que existen, y es difícil encontrarle un defecto. Ideal para niños, embarazadas, deportistas, diabéticos, personas con depresión, con colesterol, con estreñimiento, para quien quiere adelgazar… aunque se consume desde hace miles de años en los Andes y ya los Incas la utilizaban y consideraban sagrada, llamándola la semilla dorada.
La Quinoa posee los ocho aminoácidos esenciales para el ser humano, lo que la convierte en un alimento muy completo y de fácil digestión. Entre ellos se destacan la Lisina, importante para el desarrollo del cerebro, y la Arginina e Histidina, fundamentales para el desarrollo humano durante la infancia. Además, la Quinoa posee un excepcional equilibrio de proteínas, fibra, grasas no saturadas y minerales:
La Quinoa también es rica en minerales como hierro, calcio y fósforo, y en vitaminas y e mogollón de cosas más que a mi al menos me cuesta asimilar y entender. Vamos que la QUINOA es la bomba.
Existen tres tipos de Quinoa, la blanca, la roja y la negra. Yo siempre he usado la blanca. Se puede cocinar de varias formas, yo en casa hasta ahora solo la he usado en bizcochos y cocinada como sustituto del arroz, pero se toma para desayunos, en tortilla y un largo etcetera.
QUINOA
Preparación.
Lo principal a entender es que se cuece en agua o caldo y van 2 partes de de líquido por 1 de Quinoa. Se pone a hervir y en cuanto rompe a hervir se baja a fuego mínimo durante 20 minutos. Yo los últimos minutos pongo un trapo de algodón bajo la tapadera para asegurarme que todo el agua se consume.
Hoy quería habláros de ella, y en unos días os traigo la primera receta con Quinoa.
